En esta novela no muy larga,
Eslava Galán nos relata un pedacito muy pequeño del final de la Guerra Civil. El
cabo Castro es acemilero, es decir, cuida de que las mulas del ejército estén
en perfecto estado y sirvan a los mandos en la batalla. Se encuentra en los
alrededores de Peñarroya con el ejército de Franco , y su vida en las
trincheras es monótona pero no muy peligrosa.
Un día encuentra una mula perdida
en el campo, una buena mula, y decide que la cuidará hasta que le licencien, y
luego se llevará la mula a su casa, en las cercanías de Andújar, y le vendrá
muy bien en la posguerra que se prevé dura.
Durante varios meses la mula
permanece con el ejército de incógnito, Mientras tanto, la guerra está
terminando y el cabo Castro se echa una novia del pueblo, y recibe una
condecoración por un acto de servicio que ni él ni nadie de su alrededor
considera heroico.
Pero al cabo, en realidad, lo que
le importa es que la guerra acabe y volver con su mula a su casa…
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