La vida de Lenu (Elena) y Lila
(Rafaela) continúa siendo el hilo conductor de esta historia que se desarrolla
en Nápoles, esta segunda entrega de la historia que, excelentemente contada por
Elena Ferrante, encandila.
Lila se ha casado con dieciséis
años, con un hombre adinerado. Parece haber llegado a lo más alto. Pero es
infeliz, es muy infeliz. No ama a su esposo, de hecho le desprecia. En unas
breves vacaciones de verano conocerá a Nino, antiguo vecino del barrio, y
surgirá el amor entre ellos. Lila se arriesga por amor, aunque finalmente
volverá, embarazada, con su esposo.
Lenu sigue estudiando, a pesar de
la opinión de sus padres, y consigue sacar el bachillerato elemental, luego el
bachillerato superior, para terminar en la Universidad, en Pisa. Allí conoce
otro mundo, otras gentes, y aprenderá a disimular de dónde viene cuidando
exquisitamente las formas y aprendiendo de unos y de otros.
La segunda novela napolitana hace
un recorrido por la primera juventud de ambas, una juventud muy diferente pero siempre
marcada por la conciencia que tienen
ambas de proceder de lo peor de la sociedad.