Me regalaron esta novela en el año 95, en mi último año de
carrera, mis compañeros de Universidad. Estaba de moda en aquel momento, todo
el mundo había leído esta novela de Susanna Tamaro que nos impactaba. Hoy, con
la perspectiva del tiempo transcurrido, posiblemente mi opinión sea diferente.
Olga es una anciana que sabe que va a morir en breve. Perdió hace
años a su hija en un accidente de tráfico, y sólo le queda su nieta. Pero su
nieta es una joven complicada y ha “huido” a Estados Unidos para recomponer su
vida. Su abuela no quiere llamarla y explicarle sus problemas de salud, por eso
simplemente le escribe.
Las cartas que le escribe le cuentan la historia de su vida, desde
su infancia y primera juventud, su matrimonio con un hombre mayor que ella, su
insatisfacción, su sorprendente hallazgo del amor, su hija y las relaciones con
ella… Plagadas de pensamientos íntimos y reflexiones de una anciana que sabe
que le queda poco tiempo.
Supongo que hay que ser adolescente o bastante joven para
disfrutar de esta lectura. De hecho, hay párrafos en mi libro subrayados por mí
en su día. Hoy, tanto pensamiento profundo me produce una apatía aún más
profunda; tanto amor verdadero me produce un aburrimiento aún más verdadero…
Quizá el tiempo me ha vuelto un poco cínica.
Y me parece una lectura nada recomendable para adolescentes y jóvenes
poco estables y necesitadas de romperse la cabeza.
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