Javier Castillo continúa con la historia de su novela anterior,
relatándola, al igual que la primera, en diversos momentos y a través de
diferentes personajes. Por un lado, la pareja que volvió a encontrarse, formada
por Jacob y Amanda, quienes ya en el principio acaban en el hospital, con Amanda
apuñalada por alguien perteneciente a la organización de los Siete.
Amanda es secuestrada en el mismo hospital donde ha ido a ser
operada, y Jacob inicia una búsqueda, ayudado por Steven, padre de Amanda y
asesino confeso en prisión perpetua, que logrará escapar.
Por otro lado, una joven (que intuimos es la hermana perdida de
Amanda) aparece desnuda en pleno Nueva York, con información interesante acerca
de alguna otra desaparición y muerte. Todas las tramas confluirán de nuevo en
el pueblo casi fantasma de Salt Lake.
Toda la trama está sujeta con alfileres, y el autor ha rizado el
rizo de los sueños, las pesadillas y las casualidades… Quizá un exceso y no ha
resultado tan bien acabada como la primera novela de la trama.
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