Una vez más, Kate Morton nos deleita
con una historia antigua, pero una historia que no pasa de moda.
Grace es una anciana que, a punto de
morir, tras una agitada e interesante vida, es llamada por una cineasta para
recordar un episodio de su juventud. El asunto en cuestión fue el suicidio (o
quizá no) de un joven poeta en el transcurso de una fiesta de la alta sociedad,
del cual Grace fue testigo. Ella formaba parte del servicio de la casa de
Riverton, donde tenía lugar el festejo, como doncella de Hannah, señora de la
casa. Hannah y su hermana Emmeline estaban con el poeta, superviviente de la I
Guerra Mundial, cuando este falleció.
Con una mirada retrospectiva, Grace
va recordando desde el primer día en que entró como criada en la casa de
Riverton, con apenas catorce años, hasta que este suceso alteró la vida de
todos los residentes y por ende la de Grace, cuya vida ya nunca fue la misma.
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