Crónica de un país que combina grandes
ciudades con amplios territorios vacíos. Nunca había sido consciente de la
singularidad geográfica española, que no tiene nada que ver con la mayor parte
del resto de Europa, donde se suceden pueblos tras pueblos una vez te adentras en
el mundo rural. En Castilla, Aragón y una gran parte del interior peninsular, es
posible, efectivamente, recorrer kilómetros sin encontrar zona habitada. Y todo
esto es lo que narra, en clave de ensayo, Sergio del Molino.
Enlazando con los grandes literatos españoles
del siglo XX (Unamuno, Valle-Inclán…), con la literatura de viajes del siglo XVI,
con los crímenes de Puerto Hurraco o Fago, y todo ello presidido siempre por lo
que el autor denomina el Gran Trauma
(y con ello se refiere al éxodo del mundo rural a las grandes ciudades de los
años 50 y 60), Sergio del Molino hace una reflexión profunda sobre las raíces.
Las raíces de muchos españoles como yo, que crecimos en la ciudad y que pasamos
los veranos en el pueblo, un pueblo del que nuestros padres habían emigrado
porque allí no quedaba nada para vivir.
No suelo dedicarme a este tipo de lectura,
pues en general me interesa más la novela. Pero este homenaje a mis padres, a
mis abuelos, a todos los que labraron la tierra y tuvieron que dejar de
labrarla, lo recomendaré a mi extensa familia, que seguramente lo entenderá y valorará
como yo lo he hecho.
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