jueves, 6 de agosto de 2020

El fantasma de Canterville


Cuento corto, de apenas unas pocas páginas, pero donde el magnífico Oscar Wilde se muestra como un narrador maravilloso, conjugando el terror con el humor.

Una familia americana (y con todos los estereotipos americanos severamente marcados) compra un castillo en la Inglaterra más medieval. Son advertidos de que en el castillo habita un fantasma, el fantasma de Canterville, pero tanto el padre como la madre o cualquiera de los cuatro hijos, son bastante escépticos ante la posibilidad de su mera existencia.

Una vez se instalan, el fantasma empieza a hacer de las suyas, desde revivir noche tras noche una mancha de sangre hasta hacer sonar sus cadenas o introducirse en los aposentos de la familia. Pero son americanos, no tienen miedo, e incluso tratan de aterrorizar al fantasma. Y lo consiguen.

La desesperación del fantasma al ver que la razón de su existencia (sembrar el terror) ha desaparecido, junto con su capacidad de arrepentimiento, así como la bondad y la dulzura de Virginia, la hija de la familia, harán el resto.


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