La historia promete: un joven (Gabriel) entra en una comisaría de policía en la Australia más profunda y cuenta que otro joven (Heath) le ha secuestrado y ha intentado matarle. Ha salido indemne de milagro y ahora está aterrorizado.
Un rato después, un joven que dice llamarse Heath
es conducido a comisaría por un vecino de lugar, pues ha intentado robarle el
coche. Cuenta que Gabriel le ha secuestrado e intentado matarle, de hecho la historia
es exactamente la misma…
¿Qué pueden hacer los responsables de la ley
y el orden en un punto tan alejado de todo? Recurrir a los superiores, y ahí
comienzan los problemas…
El libro no me ha parecido mal, aunque
tampoco maravilloso. Y el final, un desastre, al menos podría el autor haberlo
acabado…
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