sábado, 19 de septiembre de 2020

Por si se va la luz

 



Una pareja de treintañeros, con una vida normal en la ciudad, aunque con problemas económicos y personales, deciden, sobre todo motivados por él, instalarse en el campo. Ayudados por una “organización” de la que no se llega a saber gran cosa, comienzan a vivir en un pueblo habitado por tres personas: el que lleva la cantina, un hombre anciano y una mujer también anciana que vive más con los animales que con las personas.

Los pensamientos de todos los miembros de esta pequeña comunidad van pasando por el relato, a veces no teniendo muy claro quién es el portavoz en cada momento. Aparece una nueva mujer, acompañada de una niña, que se unirá al grupo y aportará novedades.

El apoyo que se dan unos a otros, los pequeños roces, e incluso la tensión sexual, son los derroteros por los que transcurre la novela. Como trasfondo se intuye una catástrofe previa (quizá ambiental, quizá médica) pero nunca se llega a explicar detenidamente. Esperaba más de este relato.

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