Jon Sistiaga nos introduce
en una historia ficticia que podría ser real. Josu es un antiguo perteneciente
a un comando, que secuestró y asesinó a un empresario vasco, en el punto de
mira de ETA por no pagar el impuesto revolucionario. En el fondo un buen chico,
que se vio seducido por las proclamas nacionalistas y poéticas, y que ante su
primer y único asesinato dejó la banda terrorista y se dedicó a tratar de vivir
con lo que había hecho.
Pero llega un momento en
el que entiende que tiene que rendir cuentas. En su día no fue descubierto,
aunque sí interrogado y torturado, y quiere confesar el horrible asesinato.
Pero quiere que su compañero de comando, que siguió ascendiendo en ETA hasta
llegar a puestos de responsabilidad, también confiese. Y que su torturador, un
policía a punto de jubilarse, también admita su delito. Y todos estas
peticiones le pondrán de nuevo en el punto de mira de varias personas que
quieren que todo quede como estaba, tapado y bien tapado.
Un thriller atípico, en el
que no sabemos bien cómo acabará todo, y en el que no hay héroes, pues los que
ahora son buenos fueron muy malos.
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