Leí esta novela de intriga hace cerca de cinco años, y he vuelto a releerla porque quería comenzar con la tercera parte, y mi memoria falla.
Un investigador, Sam Porter, del que desde el primer minuto sospechamos que tiene serios problemas personales, es llamdo a comisaría tras aparecer un hombre atropellado que parece ser el asesino en serie al que lleva años persiguiendo. Este asesino mutila previamente a sus víctimas, siempre chicas jóvenes, amputándoles oreja, ojos y lengua en este orden para acabar asesinándolas con el fin de llamar la atención sobre los delitos de sus padres. Es decir, castiga a las hijas por los pecados de sus padres.
Sam y su equipo comienzan a investigar, con la ayuda de Watson, un joven que acaba de incorporarse, y que les traerá una serie de sorpresas.
Una gran novela de intriga en la que empatizamos con los investigadores, a la vez que vamos leyendo el diario de niño del asesino, y vamos también entendiendo sus razones.
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