En esta ocasión, Mary Higgins Clark nos cuenta una historia
angustiosa: la desaparición, hace diez años, de Mack, el hermano de la
protagonista, quien cada Día de la Madre llama por teléfono para decir que se
encuentra bien y que no lo busquen.
Carolyn, nuestra neoyorquina protagonista, decide, una vez
finalizada su carrera de Derecho, tratar de buscar a su hermano. Esta decisión
coincide con la desaparición de Leesey, una chica de la vecindad. Todo se
entremezcla, y el hermano de Carolyn empieza a ser considerado sospechoso de
haber secuestrado a esta muchacha y a tres más que desaparecieron en años
anteriores.
Como siempre, muchos personajes en esta historia, y nunca sabemos
quiénes son los buenos y quiénes los malos. Y una situación límite al final de
todo, donde la protagonista a punto está de morir a manos del desalmado que, también
como siempre, sorprende por su identidad.
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