Javier Cercas nos
adentra en la España del 78. En concreto, en la vida de una pandilla juvenil
(la “basca”, la llama él) a lo largo de un verano, en una Gerona
postfranquista. El papel del Zarco, líder indiscutible de la banda, es narrado
desde el punto de vista del Gafitas, adolescente sufridor de acoso por parte de
sus hasta entonces amigos. El Gafitas se une, sin saber bien cómo, a la
pandilla de delincuentes que casi a diario comete algún robo. Primero serán
tirones, luego desvalijamientos de casas vacías, para dar finalmente el salto
al atraco a mano armada en tiendas y sucursales de banco. El Gafitas se ve
inmerso en esta vida atraído principalmente por Tere, quien parece ser la pareja
del Zarco pero también tiene otras relaciones, a veces con el propio Gafitas.
Todo sale mal, no
podía ser de otro modo, y únicamente se salva de la quema el propio Gafitas,
abogado en los años 90 y defensor del Zarco en su última oportunidad para
reinsertarse.
La novela es ágil y
se lee con facilidad. Pero me ha faltado algo. En concreto, identificarme con alguno
de los protagonistas de la historia. No he conseguido sentir simpatía por
ninguno de ellos, ni siquiera, casi, compadecerme del Zarco, pobre desgraciado
idolatrado por la masa, que no fue capaz de vivir en libertad.
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