Esta maravillosa novela narra una
historia con la originalidad de que la narradora no es la protagonista, ni una
persona anónima. No, la narradora es la muerte. Y la muerte tiene mucho que
decir en el lugar y el momento narrado.
Liesel es una niña alemana cuya
madre no puede hacerse cargo de ella cuando está a punto de estallar la II
Guerra Mundial. Es entregada a una familia adoptiva, en principio junto con su
hermano, pero éste muere durante el viaje. Tras su entierro, Liesel roba su
primer libro y se convierte, según la muerte, en una ladrona de libros.
Liesel se adapta a una vida
medianamente feliz en su hogar de acogida, en un pueblecito en los alrededores
de Munich. Sus padres son cariñosos y amables, los niños del vecindario en
seguida la aceptan, y comienza a ir al colegio. Siente fascinación por la
lectura, y aprende a leer con la ayuda de su libro robado y de su padre.
Comienza la guerra, y sus padres
comienzan a pasar penurias, pero no por eso dejan de ser buenas personas,
llegando incluso a acoger a un joven judío en su sótano. Las peripecias de
Liesel, siempre ayudada por su buen amigo Rudy, junto con las de su familia y
amistades, son narradas desde un punto de vista ingenuo y tierno que hace esta
novela adecuada para todas las edades.
Ahora bien, el berrinche final está
garantizado… Es muy difícil que la vida de una niña alemana en esa época acabe
todo lo bien que hemos esperado.
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