A veces me gusta leer novelas
apocalípticas, tipo fin del mundo y unos pocos supervivientes que se apañan
para vivir y crear una sociedad diferente. Hace poco oí hablar de Manel
Loureiro, un escritor gallego cuyos libros se han convertido en best-seller en EEUU,
y decidí probar.
La historia me recuerda
enteramente a The Walking Dead, una de mis series favoritas de televisión.
Un joven treintañero residente en las afueras de Pontevedra escribe un diario y
va contando cómo van sucediendo hechos extraños a lo largo de una serie de días.
Todo es muy rápido, y lo que comenzó siendo una epidemia localizada en un país
lejano se convierte rápidamente en algo global que convierte a los enfermos en
muertos, a los muertos en resucitados y a los resucitados en unos seres caníbales
que tratan de morder a todos los vivos para comérselos y de paso, contagiarlos.
No hay manera de matarlos salvo destrozándoles la cabeza.
El protagonista se atrinchera
durante unos días en su casa gracias a que cuenta con electricidad de
emergencia, comida y agua en cantidad. Pero se ve obligado a salir, y
finalmente sus conocimientos marinos le ayudan a sobrevivir. Pero cuando quiere
acercarse a lo que las autoridades denominaron un Punto Seguro, comprende que
ya no existe tal cosa. Tampoco existe policía, ni gobierno, ni casi nadie vivo
con quien hablar ni volver a organizar una sociedad. El mundo pertenece a los
muertos.
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