No puedo olvidar tu rostro

Kerry, una joven ayudante de fiscal descubre, casualmente, que un cirujano plástico está operando a jóvenes con el fin de hacer copias de su hija Suzanne, asesinada hace once años. El marido de Suzanne fue declarado culpable y desde entonces cumple condena, resistiéndose a rendirse y apelando una y otra vez  afirmando su inocencia.

Kerry decide investigar un poco en la vida de la asesinada, su relación con su padre y con su esposo, y las circunstancias que rodearon la noche en que fue asesinada. Pero en escena aparece un mafioso antiguo amante de Suzanne, que está siendo juzgado y cuyo abogado defensor es su ex marido y padre de su única hija. Y a los mafiosos es mejor no hacerles enfadar…  

La flaqueza del bolchevique

¿Cómo es posible que no haya caído en mis manos esta joya hasta ahora? Una verdadera joya, un título que me suena desde hace años (fue finalista del Premio Nadal en 1997) pero que nunca había leído.

La historia comienza bien, sigue mejor y acaba fenomenal. Un ejecutivo treintañero, desencantado de la vida y que sospechamos puede cometer alguna barbaridad, ya que escribe en primera persona, sufre un accidente de circulación. La otra implicada es una estúpida, eso no lo podemos discutir, pero a partir de aquí nuestro protagonista decide fastidiarle la vida con pequeñas gamberradas telefónicas.

Todo podía haber acabado ahí, o podía complicarse. Y esto es lo que ocurre cuando aparece en escena la bella hermana adolescente de la estúpida del coche. El treintañero se obsesiona con la jovencita, y el resultado es lo que cabía esperar de la pluma de Lorenzo Silva: una maravilla en unas pocas páginas. Porque no es necesario escribir una novela larga para escribir una novela absolutamente genial.

Alta fidelidad

Es posible que este libro sea uno de los libros más simples que he leído en los últimos tiempos. Una historia bastante normal: un treintañero bastante fracasado, propietario de una tienda de discos, es abandonado por su novia. No me extraña. El tipo es simple, sus pensamientos son simples, sus actuaciones son simples… Tarda incluso un tiempo en reaccionar tras el abandono, pero incluso su reacción es simple: se acuesta con una joven americana y encima, la noche es un desastre…

Ni el más mínimo indicio de simpatía he logrado sentir por semejante personaje. Ni siquiera por su novia, pues no logro entender cómo ha aguantado tanto tiempo con él, ni entiendo por qué sigue manteniendo una pequeña relación… yo habría salido corriendo. Lo sorprendente es que se ha hecho una película.  

Seducción (Mi hombre 1)

Cayó en mis manos esta trilogía y pensé en comenzarla… por ahora he leído el primero y supongo que en algún momento continuaré. La historia es la siguiente: Ava es una joven diseñadora de interiores con éxito en su profesión, que cuando es solicitada en un hotel denominado La Mansión con el fin de remodelarlo, se ve sorprendida por el dueño de dicho hotel.

El dueño es Jesse, un joven acostumbrado a conseguir lo que quiere. Y en esta ocasión quiere a Ava. Manipulador, obsesivo y controlador, pero también un genio del erotismo, enganchará a esta joven que no sabrá como salir de la tupida red en la que se halla. Aunque en realidad, tampoco quiere salir…

Demasiado parecida a la saga de Grey, aunque sin sexo duro y con una heroína algo menos ingenua, aunque bastante boba.  

Grandes esperanzas

Cambiando por completo él género literario al que me dedico últimamente (la novela negra, básicamente), me decidí por volver a los clásicos. Charles Dickens me fascinó desde pequeña, y algunos de sus célebres personajes son dignos de ser recordados para siempre. Así es Pip, el protagonista de esta novela, un joven huérfano criado por su cruel hermana y su amable y fiel esposo en una aldea, cuyo destino parece ser el de convertirse en herrero, como su cuñado.

En la ciudad cercana hay una casa habitada por una rica señora medio loca, que adoptó a la huérfana Estella. Pip traba conocimiento con ellas, y esto será su perdición, pues se enamora de esta última y comprende que su mayor deseo será convertirse en un caballero para estar a su altura y tratar de merecerla.

Cuando es un adolescente, y su destino parece encaminado a la fragua, aparece un anónimo benefactor que le facilitará a Pip el instalarse en Londres, recibir una instrucción y convertir su sueño en realidad. Las grandes esperanzas que comienza a albergar respecto a su futuro son las que dan título a la novela.

Con personajes entrañables y magníficamente retratados, exagerados en sus caracterizaciones pero creíbles, este relato es un magnífico escaparate para la sociedad inglesa de la época.

El hombre de la máscara de espejos

Al finalizar Martiryum, la inspectora Valentina Negro sufre una experiencia traumática cuyas secuelas se dejan ver desde el principio de esta tercera novela. Una agresividad excesiva hacia un violador de niñas hace pender de un hilo su futura carrera en la policía.

Con el fin de apartarla momentáneamente de la primera línea, le es asignado un caso “frío”, la desaparición de una mujer hace ya tres años. Valentina empieza a indagar, y casi a la vez, aparece muerto un periodista de investigación amigo de Sanjuán, el criminólogo que suele acompañarla en sus pesquisas. En poder de este periodista Sanjuán encuentra un video snuff donde Valentina cree reconocer a su desaparecida… El caso frío se ha vuelto caliente.

La investigación les lleva a Ponferrada, Madrid, e incluso las ramificaciones de la trama de secuestro y asesinato de mujeres con el fin de grabar videos de este tipo llegan hasta Escocia y quién sabe qué otros lugares. Como siempre, la inspectora se meterá en la boca del lobo y llegará hasta el límite para encontrar a los criminales.

Martyrium

Tras la novela anterior, donde la inspectora Valentina Negro consiguió, además de resolver varios crímenes, meter entre rejas al corrupto hombre de negocios coruñés Mendiluce, esta novela comienza con el juicio. Una de las juezas encargadas del caso (Rebeca de Palacios) es chantajeada con el secuestro de su hija, residente en Roma. Valentina, amiga personal suya, se traslada a Roma para intentar salvar a la joven Marta.

Mientras tanto, en Roma no está actuando sólo este delincuente. Al menos otros dos campan a sus anchas. Uno ha asesinado al menos a una joven novicia, y otro, al que denominan Il Mostro, recrea estatuas con sus crímenes. Sanjuán, criminólogo que ya ayudó a Valentina en la novela anterior, es solicitado para participar en esta investigación que, muy a su pesar, hace recordar al famoso Artista de Coruña… 

Crímenes exquisitos

Valentina Negro es una joven policía de Coruña con una historia previa bastante complicada. Una detención in extremis de un violador en serie que la atacó de manera muy real, junto con un accidente de tráfico donde murió su madre y su padre quedó en silla de ruedas. Pero la inspectora Negro es decidida, inteligente y dura, y cuando se descubre el cadáver de Lidia Naveira, imitando enteramente un cuadro de época prerrafaelista, el caso le es asignado.

Con la colaboración de Sanjuán, criminólogo especializado en asesinos en serie, se lanzará a la búsqueda del asesino. Las implicaciones del caso llevarán desde la corrupción urbanística en su propia ciudad y la prensa que a veces es peligrosa para los mismos periodistas, hasta las organizaciones sadomasoquistas en los alrededores de Londres.

El final del caso se acerca, y aunque parezca que El Artista, como denominan al asesino que buscan, está acabado, siempre hay un resquicio…  

El domador de leones

Quizá un tanto enrevesada esta última entrega de Camilla Läckberg. Desde el principio hay un personaje turbio, extraño, así como extraña es la relación que mantiene con su esposa y con su hija. En los alrededores de su casa aparece una chiquilla desparecida cuatro meses atrás, con unas lesiones infames que le habrían imposibilitado hacer uso de sus sentidos.

A su alrededor se teje una trama que tiene como hilo conductor a Patrick, policía, y Erica, escritora y compañera de este último. Por un lado Erica, investigando para escribir sobre los crímenes que sucedieron hace muchísimos años y que acabaron con el encierro de Laila, que sigue en un psiquiátrico. Y Patrick, investigando y dejándose ayudar por Erica… 

Crímenes que no olvidaré

La inspectora de policía de Barcelona, Petra Delicado, como siempre en colaboración con el subinspector Garzón, es la protagonista de este libro. Pero en esta ocasión, no se trata de un caso enrevesado, como suele ocurrir. No, esta vez la novela es una unión de relatos cortos, crímenes que se resuelven en cuarenta o cincuenta páginas. Cada uno con su historia: las prostitutas acribilladas, la adolescente muerta en el gimnasio del instituto…

Lectura entretenida de verano, donde no hace falta seguir mucho el hilo, porque cada caso se lee de una sentada.

El silencio de los claustros

Petra Delicado, en compañía, como siempre, del subinspector Fermín Garzón, se ve envuelta en un caso. En esta ocasión, es llamada a investigar la muerte de un fraile que se encontraba en un convento de monjas realizando un estudio sobre la momia del convento en cuestión. Junto con la muerte del fraile, ha desaparecido la momia.

Petra y Fermín se pondrán en marcha sin apenas indicios, buceando entre datos relacionados con la historia del siglo XX, la Semana Trágica y la Guerra Civil. Pero todo debería ser mucho más terrenal, y Petra, recién casada, entiende que está abandonando a su marido y a sus hijastros, a los que cada vez tiene más cariño aunque no dejen de causarle problemas…

Lo mejorcito de Petra Delicado.