Alma es una niña judía que es
alejada de su Polonia natal en 1939, poco antes del comienzo de la II Guerra
Mundial. Acaba en casa de su familia materna, en San Francisco, donde entabla
amistad con Ichimei, el hijo del jardinero, apoyándose también en su primo
adolescente. Se hace mayor, se casa con su primo y vivirá toda su vida un amor
prohibido con su amigo de la infancia. Con casi ochenta años, se traslada a
vivir a una residencia para ancianos.
Irina es una joven moldava con un
pasado espantoso que se irá desvelando poco a poco. Trabaja en la residencia, y
acabará haciéndose imprescindible para Alma, que trata de ordenar sus
recuerdos.
La historia de Alma y del amor que
ambas mujeres sienten, es el hilo conductor de esta historia de Isabel Allende,
llena de personajes bondadosos. No hay malvados. Es una historia amable, una
historia para leer y acabar con la sonrisa en los labios.
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