domingo, 10 de abril de 2016

Irene


Sólo le puedo poner un pero a Irene, magnífica obra de Pierre Lemaitre. Pero la culpa es sólo mía. Cuando cayó en mis manos Alex, me percaté de que el comandante encargado de la investigación, Verhoeven, tenía una historia dramática atrás. Y esta historia es la que se relata en la primera entrega de los casos protagonizados por dicho policía.
La historia comienza con el brutal asesinato de dos prostitutas. Pero brutal en el sentido de sangriento, truculento y sádico. Algunas de las cosas que el asesino hizo parecen no tener sentido, pero Verhoeven enlaza el caso con otro anterior, de características parcialmente similares. Tirando del hilo, él y su equipo llegan a la conclusión de que el asesino recrea crímenes de diversos libros de novela negra.
A la vez, vamos conociendo al protagonista. Debido al tabaquismo de su madre durante el embarazo, sufre una minusvalía y mide apenas metro cuarenta y cinco. Su altura no le impide ser portador de una gran inteligencia y capacidad de deducción, don de mando y una gran ternura por su mujer, Irene, a punto de dar a luz, quien desgraciadamente se convertirá en protagonista de la novela.

Una historia narrada magistralmente, de la cuál desafortunadamente yo (por haber leído la segunda entrega) conocía el desenlace…

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