Me ha enganchado Jussi Adler-Olsen. Es novela
negra, sí, con todo l oque eso conlleva, pero de la buena.
Un subcomisario, Carl Morck, torturado por los
recuerdos de su última misión, donde fue asesinado uno de sus compañeros y otro
quedó paralizado por una bala en la columna vertebral. Él sobrevivió sin apenas
secuelas (salvo las psicológicas). Tras incorporarse de nuevo a comisaría, se
le asigna la dirección de un nuevo departamento, el Departamento Q, que se
encargará de volver a mirar y remirar antiguos casos que han quedado sin
resolver.
Merete era una joven política con un gran futuro
por delante. Sus padres fallecieron en un accidente de tráfico cuando era
adolescente, y se encargaba de su hermano que quedó incapacitado en el
accidente. Hasta el día en que, sin dejar ninguna pista, desapareció a bordo de
un ferry. Eso sucedió hace cinco años, y se sospechó que cayó al mar, pero no
hubo absolutamente ninguna prueba de ello.
La investigación transcurre en paralelo al relato
de lo que ha sufrido Merete en estos cinco años. De hecho, sabemos que está
viva, pero no sabemos si Carl, con la ayuda de su fiel ayudante Assad,
conseguirá salvarla.
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