Dos amigas inseparables durante los años setenta. Una de ellas, Tully,
hija de una madre hippy que la ha abandonado en incontables ocasiones. La otra,
Kate, forma parte de una familia tradicional. Cuando se conocen, con catorce
años, forman un tándem que esperan se mantenga a lo largo de los años, y sueñan
con verse ya ancianas, hablando de sus cosas.
Juntas van a la Universidad y sueñan con convertirse en
periodistas. Sobre todo lo sueña Tully, y siempre va Kate a su lado,
acompañando a su amiga. Cuando finalizan su carrera, está claro que Tully va a
triunfar, mientras que Kate es menos ambiciosa y quizá por eso será más feliz.
Kate se casa y forma una familia, y la crianza de tres hijos le
pasa factura, tras haber decidido quedarse en casa a ocuparse de ellos a tiempo
completo. Mientras tanto, Tully asciende más y más, convirtiéndose en una
estrella de la televisión. Y durante todos esos años, mantienen una estrecha
amistad, amistad que sólo se tambaleará cuando la hija adolescente de Kate
comience a dar problemas en casa y encuentre un apoyo en la amiga de su madre.
Una gran historia de amistad a lo largo de los años, aunque el
final me ha dejado un sabor de boca amargo. No diré por qué…
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