Megan Maxwell nos trae en esta
ocasión la primer parte de una trilogía, trilogía de alto contenido erótico.
Judith es una joven de ascendencia
jerezana que trabaja y vive en Madrid. Un día, el jefe de su empresa, alemán,
aparece en Madrid a supervisar sus asuntos y la atracción nace entre ellos. Una
atracción de alto contenido sexual que se manifestará desde el primer momento.
Judith no es una mojigata, pero
sus relaciones siempre han sido tradicionales: hombre con mujer. Su relación con
Eric la lleva a experimentar, de su mano, una serie de juegos de intercambios
de pareja que le harán plantearse si su vida hasta hora era lo que ella quería.
Pero Judith, en realidad, es una
chica normal, con una familia y unos amigos. Su apasionada historia con un
hombre dominante y controlador le causará muchos quebraderos de cabeza.
He de decir que el protagonista
masculino de la historia me parece un auténtico imbécil, pero el hecho de que
ella consienta determinadas cosas (no hablo de sexo sino de control de su vida)
me parece aún peor. No sé si seguiré con la historia, aunque entretenida es…