Una adolescente de quince años aparece muerta
en su casa, en su cuarto, rodeada de sangre. En ese momento, en la casa solo
hay seis personas: sus padres, Sara y Teo; su tía Lía, hermana gemela de su
madre; su tía abuela Amalia, impedida y con la cabeza un poco ida; un matrimonio
amigo de sus padres, formado por Inés y Fernando. La casa tiene cámaras de
seguridad, y es evidente que solo uno de los seis puede haber cometido el
crimen.
El inspector Santiago Abad, junto con su subordinada
Ana Barroso, se ocuparán de la investigación del crimen. Todo se complica
cuando Lía intenta suicidarse. ¿Culpabilidad? Lía es una mujer creativa,
pintora, sensible, poco tiene que ver con la fría y pragmática Sara, por muy
hermana gemela suya que sea…
El triángulo formado por ambas junto con el
marido de Sara, tiene matices extraños, tan extraños como los fantasmas que
acechan al psiquiatra que se hace cargo de su caso, o como los del inspector… O
incluso como los del vecino profesor, cuya esposa lo ama ciegamente.
Una novela intrigante, con personajes bien
hilados y llenos de secretos.
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