domingo, 12 de abril de 2020

Veinte



Un extraño mal se está apoderando de la humanidad. Un virus letal, enormemente contagioso, y cuyos inmediatos síntomas son unas ganas locas de matar a todo el que esté a tu alrededor, y suicidarte. Parece bastante poderoso, sí…
Una joven Andrea es salvada por un convoy militar que se dirige a un sitio seguro. Pero por el camino algunos mueren, y algunos son sacrificados por no tener el pinchazo de la vacuna que asegura la inmunidad…
Doscientos años después, Andrea es de las pocas “ancianas” que sobreviven en su asentamiento, La Lanza. Las vacunas produjeron inmunidad, en muchos casos muerte, y en muchos otros, extrañas mutaciones genéticas que dieron lugar a diversas malformaciones o, como en el caso de Andrea, a la eterna juventud.
Pero todo está a punto de cambiar. El mundo que han construido sobre las bases del siglo XXI, arreglando las máquinas que heredaron, está haciendo aguas por muchas razones. Y no es la menor de ellas que de repente empiecen a mostrar síntomas del mismo virus personas del lugar… Pero no todos, el número mágico que marca la muerte es el veinte. Cuando se cumplen veinte años, los síntomas aparecen y la muerte está muy cerca.
Teniendo en cuenta que estamos en plena pandemia, con cuarentena y confinamiento, no puedo por menos que agradecer que el virus real no sea el que Loureiro nos cuenta.

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