En tiempos de confinamiento, qué mejor que leer
un libro sobre un pueblo atrapado bajo una cúpula, de donde nadie puede salir. Y hay serie, que la tengo a medias.
Stephen King se convierte en el Stephen King
maravilloso que conozco desde hace tantos años, y crea una historia
apocalíptica de la nada: un pueblo normal y corriente, una mañana de otoño, de
repente, queda aislado por medio de una cúpula. No se puede entrar ni salir, aunque
la cúpula sí deja comunicarse con el exterior.
El joven Dale Barbara ha estado a punto de
salir del pueblo, tras tener algunos problemas con el hijo del segundo concejal
del pueblo, y sospechando que jamás se le daría un trato justo en esta
localidad. Pero, por los pelos, le ha pillado dentro. Y el ejército de Estados Unidos,
como antiguo miembro que es, decide ponerlo al mando.
Pero Big Jim, el segundo concejal y mandamás
del pueblo, no está de acuerdo con esa decisión. A partir de ahí, las muertes
se suceden, sobre todo por culpa del hijo de Big Jim, cuya cabeza no parece
estar muy bien. Y todo puede, en ausencia de fuerzas del orden, manipularse de
tal manera que Barbara parezca culpable… Mientras tanto, el pueblo va entrando
en el caos, sobre todo porque el aire comienza a ser irrespirable. Pero ya
sabemos que con King todo puede ir a peor…
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