Lorenzo Silva y Noemí Trujillo nos introducen en una historia macabra y tristemente actual: la de la prostitución de mujeres procedentes del África profunda, que vienen a España reclutadas por mafias interesadas exclusivamente en cuánto dinero les harán ganar.
Manuela es una inspectora de policía que,
tras un episodio traumático, permanece en su domicilio de baja desde hace ya
siete meses. Cuando una de sus compañeras le hace una visita para pedirle que
vuelva, incitándola con el caso de un cadáver troceado hallado en dos vertederos,
duda pero finalmente decide que ha llegado la hora de volver.
Con la ayuda de cuatro subordinados y en un
Madrid vaciado durante el tórrido verano de la capital, se sumergirá en el
mundo de la prostitución de jóvenes negras, quienes vienen a Europa muchas
veces vendidas por sus propias familias, y acaban en una espiral de deudas de
la que no pueden salir más que prostituyéndose más y más. También aparece para
ayudar nuestro querido Bevilacqua, como apoyo dentro de la Guardia Civil.
Una historia muy bien hilada, y también muy
triste, con unos culpables que no lo parecen y que nos hacen preguntarnos hacia
dónde va nuestra sociedad.
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