Un día de verano de los
años 90, una niña de tres años, Yulia Lavinia, desapareció en un pequeño
pueblecito de la Costa da Morte gallega. Su madre, Mai, apenas una adolescente,
se casaba ese mismo día con un joven veraneante al que había conocido hacía
apenas un año. Era una joven divertida, encantadora y muy especial, con un
punto de locura que le hacía ser querida por todo el mundo, incluso por todos
aquello que no sabían nada de su pasado ni de cómo había llegado a ese pequeño
pueblo. No pudo soportar la desaparición de su pequeña, y poco más de un año después,
una mañana fue a nadar y siguió mar adentro hasta que desapareció.
Veinticinco años después,
una joven reportera quiere hacer un documental sobre el suceso. Para ello, se
traslada al pequeño pueblo gallego y comienza a interrogar y grabar a todos los
personajes que allí estuvieron: Santi, el novio-esposo-viudo de Mai, sus amigos
y amigas, su padre, el alcalde, el agente de policía del pueblo… Poco a poco
vamos conociendo más de la personalidad de Mai, que es esencial para saber qué
ocurrió con la pequeña Yulia.
Un relato muy bien hilado
y que engancha desde el principio. Lo bueno si breve (poco más de cien páginas),
dos veces bueno.
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