La inspectora Erika Foster
se encuentra ante un caso muy embrollado. Con pocos días de diferencia,
aparecen dos maletas en el Támesis, cada una de ellas con un cadáver en su
interior, desmembrado. La identificación de las víctimas es lo principal, y
después establecer algún tipo de vínculo entre ellas.
A la vez que la
investigación policial, y tal y como nos tiene acostumbrados el autor, nos
vamos introduciendo en la vida de una joven que sospechamos va a jugar un papel
principal en el asesinato, pues vemos cómo va hundiéndose agarrada a un hombre con
el que nada puede acabar bien.
La última parte de la
novela es trepidante, con la inspectora Foster tratando de salvar a las dos
hijas gemelas de un compañero, secuestradas por el asesino.
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