La inspectora Erika Foster
ha sido degradada y ahora se dedica a hacer informes y estadísticas, pues la
política de despachos nunca se
le ha dado bien. Está iniciando una relación con
un compañero, y una noche este recibe una llamada por un cuerpo que se ha
encontrado. Erika le acompaña, y se siente obligada a continuar en la
investigación, sobre todo cuando encuentra similitudes con otra joven asesinada
hace pocos meses.
Erika comprende que se enfrentan
a un asesino que volverá a matar, y efectivamente lo hace. Entramos entonces en
un relato trepidante en el que no sabemos si el asesino, del que conocemos sus
pasos, volverá a salirse con la suya…
La cuarta entrega de Erika
Foster no decepciona en absoluto.
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