Me llamó la atención que
Mari Jungstedt, famosa escritora sueca, abordara en esta ocasión un crimen
sucedido en la provincia de Málaga, en concreto en el precioso pueblo de Ronda.
Para más inri, el crimen se produce empujando a la víctima por el famoso “tajo”
de Ronda, fotografiado en infinidad de ocasiones por turistas, tanto españoles como
extranjeros. Porque el impresionante lugar atrae a personas de cualquier nacionalidad.
La víctima es un fiscal de
reconocido prestigio en la provincia, amigo de gente de dinero y que se codea
con la jet-set del país. No está claro qué ha sucedido, y como sospechosos en
primer lugar encontramos a su esposa, con la que está atravesando una crisis, o
los dos amigos que con ellos se encontraban de turismo en Ronda, todos ellos de
nacionalidad sueca.
El inspector Correa es el
encargado de investigar, y se encontrará en su camino con otra sueca recién
instalada en Gibraleón, en los alrededores de Málaga, quien le servirá de
intérprete y se implicará activamente en la resolución del crimen. Crimen que
tiene su origen en una historia muy, muy negra, de los años 70 en España…
Mari Jungstedt logra
mantener la intriga desde el minuto uno, y resulta curioso cómo una novela
ambientada en Málaga retrata estupendamente el ambiente andaluz, sin caer en el
tópico. Salvo quizá el curso de flamenco.