Camilla Läckberg sigue con sus crímenes
en la costa oeste de Suecia, en el pueblo de Fjällbacka. Por cierto, menos mal que son ficticios, porque la
verdad, en un pueblecito tan pequeño no paran de suceder cosas…
Erica y Patrick están planificando su boda. Su bebé,
Maja, ya tiene ocho meses, y en su casa viven Anna, la hermana menor de Erica y
sus dos hijos. Anna está recuperándose de haber matado indefensa propia a su
marido, y no le va muy bien. Estos son los aspectos más familiares de la
novela.
Por otro lado, Patrick, en comisaría,
tiene problemas laborales. Acaban de sustituir a un compañero negligente y la
nueva compañera no acaba de adaptarse, y parece tener problemas personales. Su
jefe sigue siendo un inútil, y el peso de la investigación de un accidente de
tráfico cae sobre él. Pero el accidente no es lo que parece, y acaba
encontrando un extraño parecido con otros casos similares a lo largo de los
años.
Como telón de fondo que no aporta
nada a la novela, en el pueblo se está filmando un reality show cuyos protagonistas son unos jóvenes desarraigados que
acaban teniendo un papel en la investigación.
Por ahora, la más floja de las
novelas de Camilla Läckberg de las que he leído.
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