Ya me ocurrió con Pierre Lemaitre
hace un tiempo, cuando leí Vestido de novia. Y me ha vuelto a ocurrir.
Qué desazón. Qué buen libro, pero qué angustia. En esta ocasión, no durante
todo el libro, pero sí durante la primera parte.
Una joven es secuestrada en plena
noche, en una calle de París, y únicamente hay un testigo del rapto. Nada más.
Ni denuncia durante muchos días, ni ninguna pista de quién puede ser la mujer.
Sólo se sabe que es muy guapa.
La historia se cuenta desde dos
puntos de vista, y van alternando los capítulos. Por un lado, la policía,
investigando la desaparición y con muchos problemas para encontrar indicios.
Por otro lado, la joven raptada, encerrada en una caja y rodeada de ratas, con
su secuestrador que sólo quiere verla morir. Como ya he dicho antes, angustioso
totalmente.
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