La historia parece ridícula. Un
hombre analfabeto pero atractivo físicamente, que no ha salido jamás de la casa
que lo acogió siendo niño y donde ha trabajado únicamente como jardinero, ve
como su existencia da un vuelco cuando muere el anciano que era su benefactor. Por
primera vez sale a la calle, vestido con las ropas del anciano, y casi de
inmediato es atropellado. Imitando lo único que conoce (lo que ha visto en la
televisión) actúa con corrección, siendo invitado a instalarse en casa de quien
lo atropelló.
A partir de ahí, nuestro hombre
adopta una identidad (pues no tiene), y conversando siempre con frases que para
él son muy claras y referentes al jardín y a la naturaleza, todos los que a él
se acercan ven dobles sentidos e inteligentes afirmaciones. Poco a poco, va
acercándose al mundo empresarial americano, incluyendo al Presidente y a altos
cargos de la Administración, siendo citado por ellos como un visionario.
Una maravillosa e hilarante
historia que nos puede hacer recapacitar sobre la simplicidad de la economía o
la política actuales.
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