Blanca es una joven de dieciséis años cuya vida
en el instituto es un infierno. Un gallito de su clase, Álex, la ha tomado con
ella y le ha hecho la vida imposible. Insultos, vejaciones muy serias… hasta
que un profesor se entera y su madre, de acuerdo con el centro, decide
cambiarla de instituto.
La historia comienza precisamente cuando Blanca
está recogiendo sus cosas para irse. A partir de ahí, sus recuerdos en forma de
cartas a su hermano mayor son los que narran la historia. Entrevemos la eterna
tristeza de esta pobre chiquilla que echa de menos a su hermano, que ha perdido
desgraciadamente a su padre en un accidente, y cuya madre no es capaz de
conectar con ella. Y menos aún cuando comienza a rehacer sentimentalmente su
vida.
Blanca se está enamorando (por Internet, su
timidez y falta de confianza no le permiten otra cosa). Cuando decide dar un
paso adelante y trasladar ese amor al mundo real, tampoco le sale bien.
El mensaje del cambio de centro no me ha convencido
en absoluto: es la niña acosada la que se ve obligada a moverse y dejar su
entorno. Sin embargo, el mensaje final es de esperanza, con Blanca entrando a
un nuevo instituto para comenzar una nueva vida.