Malena ha tenido un accidente de tráfico y,
mientras espera a la ambulancia y, más tarde, ya en el hospital, piensa y
piensa. A pesar de sentir un gran dolor, es capaz de recordar su infancia, su
juventud, sus relaciones sentimentales y familiares… Su humillante historia de
amor con Mario, compañero de trabajo que nunca la consideró como posible
compañera de vida. Su actual historia con Alejandro, que poco a poco entró en
su vida para quedarse. Sus amigas, y, sobre todo, su perra Mía, que estuvo con
ella dieciséis años hasta que murió.
Un repaso a muchas situaciones vitales donde la
protagonista se dirige a todas esas personas. Y, lo que menos me ha convencido del
libro, la perra también expresando sus sentimientos y emociones esperando a
Malena allá donde esté y pidiéndole que no se reúna aún con ella.
En conjunto, una novela que engancha entre poco y
nada. Al menos, es corta y se lee rápido…