Ramiro Sancho, policía vallisoletano, cuenta con
toda mi admiración. Incluso en el comienzo de esta quinta novela por él
protagonizada, cuando parece estar hundiéndose irrevocablemente en la
degeneración más absoluta, nunca dejé de creer en él.
Sancho ha caído en desgracia, tras una espantosa
persecución por media Europa (véase la trilogía anterior). En la primera novela
de esta siguiente trilogía, Sarna con
gusto, Sancho hace bien su trabajo pero no puede evitar la muerte de una
jovencita secuestrada. Cumpliendo su suspensión de empleo y sueldo (como
conclusión de sus actos) se refugia anónimamente en Vigo, y allí caerá en una
espiral de alcohol, sexo, drogas y juego que parece estar a punto de terminar
con él. Hasta el punto de entrar a colaborar con las mafias nigerianas que se
dedican al secuestro y tráfico de mujeres.
Como ruido de fondo, la Congregación de los
Hombres Puros tratando de salir adelante, mientras Erica y Olafur, quienes han
perdido todo contacto con Sancho, intentan acabar con ellos.
Y ya no cuento más. Para saber en qué acaba todo esto, habrá
que recurrir a la novela. Eso sí, recomiendo haber leído las previas o te
perderás…
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