domingo, 25 de junio de 2017

Se prohíbe mantener afectos desmedidos en la puerta de la pensión


Es curioso el título y curiosa la novela. Cecilia es una mujer madura, abogada, cuya vida se ha puesto patas arriba tras divorciarse. Decide irse a vivir a la casa que fue de sus abuelos y que hoy es suya por herencia, pero la reforma es cara, el mantenimiento es caro, y la mejor idea que se le ocurre es admitir jóvenes estudiantes (chicas), alumnas de la cercana Universidad Complutense, para colaborar con los gastos.
En una residencia estudiantil debe haber normas, y hay muchas. Una de ellas, de hecho, es la que da título al libro. Si se cumple o no, eso está por ver.
Las relaciones que se establecen entre los siete personajes principales, que son Cecilia, las tres jóvenes estudiantes, cada una con su historia, el contratista de obras y un joven inmigrante ilegal que se convertirá en parte de la familia, nos harán reír y algunas veces angustiarnos por las vidas de estos personajes a los que, inevitablemente, acabaremos cogiendo cariño.

Buena lectura de playa o viaje, entretenida y que deja finalmente un buen sabor de boca.

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