Es curioso el título y curiosa la novela. Cecilia es una mujer
madura, abogada, cuya vida se ha puesto patas arriba tras divorciarse. Decide
irse a vivir a la casa que fue de sus abuelos y que hoy es suya por herencia,
pero la reforma es cara, el mantenimiento es caro, y la mejor idea que se le
ocurre es admitir jóvenes estudiantes (chicas), alumnas de la cercana
Universidad Complutense, para colaborar con los gastos.
En una residencia estudiantil debe haber normas, y hay muchas. Una
de ellas, de hecho, es la que da título al libro. Si se cumple o no, eso está
por ver.
Las relaciones que se establecen entre los siete personajes
principales, que son Cecilia, las tres jóvenes estudiantes, cada una con su
historia, el contratista de obras y un joven inmigrante ilegal que se convertirá
en parte de la familia, nos harán reír y algunas veces angustiarnos por las
vidas de estos personajes a los que, inevitablemente, acabaremos cogiendo
cariño.
Buena lectura de playa o viaje, entretenida y que deja finalmente
un buen sabor de boca.
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