Al comenzar al leer esta novela, la sensación es un tanto extraña.
Por mucho que la protagonista del libro, una joven madre divorciada, nos pueda
caer bien, no la entendemos. Hasta que vemos que el libro fue escrito en los
años sesenta, y ya todo tiene más sentido.
Susan vive en una comunidad bastante cerrada, todos se conocen y
todos comentan. El chisme de actualidad es que la joven que vive en la casa de
al lado tiene un amante. Susan no quiere meterse en problemas ajenos, y además
recuerda las razones por las que su esposo se divorció de ella, que fue
exactamente la misma: se había buscado una amante.
Pero, sin pretenderlo, es ella quien encuentra a la joven vecina
muerta en su cama, junto a su presunto amante. Esto la llevará a comenzar una
relación de amistad y quizá de algo más con el joven y desconsolado viudo, a la
vez que un amigo del joven fallecido no queda conforme con la investigación
policial.
Buena novela de misterio, clásica y entretenida. Al fin y al cabo,
las novelas de Ruth Rendell suelen serlo.
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