jueves, 17 de agosto de 2017

Yo veo en la oscuridad


Karin Fossum sabe integrar, sabiamente, la novela negra tradicional con los aspectos más psicológicos de la mente criminal. En esta ocasión, el relato viene dado desde la perspectiva del protagonista, un hombre malvado en el más amplio sentido de la palabra, es decir, un hombre que disfruta viendo sufrir a los demás. Un enfermero geriátrico que pellizca y tira del cabello a sus pacientes impedidos, que tira al retrete la medicación que les corresponde… Un hombre sin un gramo de empatía ni con los enfermos a su cargo ni con cualquier otra persona.
Una de las pocas relaciones que establece, con un hombre alcohólico que pasa el tiempo en el mismo parque que él, se complica y acaba asesinando al pobre hombre y enterrándolo en su propio jardín.
Cuando poco después, en la residencia en la que trabaja, se comete un crimen, sus compañeros ya han comenzado a sospechar de él y es acusado. Pero él es inocente de ese crimen, e intentará por todos los medios salir indemne de todo el asunto.
Los pensamientos del protagonista, la maldad, egoísmo y egocentrismo que se desprenden de su mente, son explicados de manera magistral por Karin Fossum, adentrándonos en una mente enferma.



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