Desde que “secuestraron” este
libro andaba yo con ganas de leerlo. Como he tenido ocasión, a ello me he
puesto.
Fariña
deja
un regusto amargo tras finalizarlo. Es un recorrido por la historia del contrabando
en Galicia, contrabando perfectamente comprensible durante la posguerra, en una
época en la que en Galicia no había de nada y en Portugal había de todo. Los
canales de mercancías fueron mejorando, y de ahí al salto al contrabando de tabaco
hubo apenas un paso.
El contrabando de tabaco no se ha
considerado (en Galicia ni en España) como un delito, socialmente hablando. Al
fin y al cabo, está casi casi en el ADN del españolito medio la idea de que
ahorrarse unos impuestos es lo lógico y normal, y que si no, eres tonto. Por
tanto, quien se dedicó al tabaco (y se enriqueció) en los años ochenta era
considerado un gran hombre.
De ahí al narcotráfico hay
simplemente un paso más. Los gallegos tienen montado un sistema de transporte
del mar a tierra que es envidiable, y se ha perfeccionado con el paso de los
años. En su momento con la connivencia de las autoridades, y actualmente
perseguido por ellas, el narcotráfico sigue existiendo y, tras leer este libro,
temo que nunca acabaremos con él.
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