La segunda entrega de las
investigaciones de la inspectora jefa de la Policía Ana Arén da un giro respecto
a lo que leímos en No soy un monstruo.
Si en aquella ocasión se dedicaba a Menores, en esta ha sido “degradada” a
Homicidios. Y tras una baja prolongada, debida a cómo acabó todo en el relato
anterior, se incorpora a su puesto la mañana de Nochebuena.
Lo primero que se encontrará será
a una joven de la jet-set con título nobiliario por matrimonio, asesinada en su
casa. No parece posible que nadie haya entrado ni salido de su casa, de manera
que el misterio está servido.
Por otro lado, la noche del 31 de
diciembre, pocas horas antes del cambio de año, un ascensor en un hospital se
precipita y aparecen cuatro muertos en el hueco. ¿Accidente? ¿Homicidio? La
inspectora, junto con su equipo, tendrá que investigarlo.
Por otro lado, la vida personal de
la inspectora, su enemistad manifiesta con su antigua amiga Inés, la amistad
ensombrecida con su antiguo subinspector Nori, su relación con Joan, su amigo
hacker… todo tiene su importancia en esta segunda novela de Carme Chaparro. Hasta
que, finalmente, demos con otro monstruo…
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