La segunda entrega del detective noruego Harry Hole transcurre en
Thailandia. El embajador de Noruega en este país ha sido encontrado muerto en
una habitación de motel, y más concretamente en un motel de prostitución. El
caso puede ser muy escandaloso, pues el embajador es gran amigo del primer
ministro noruego y en caso de descubrirse algo escabroso, puede salpicarle.
Desde Noruega envían allí a Harry Hole, nuestro detective errante,
quien se encuentra en un momento de su vida en el que es medianamente
operativo, pues solo se emborracha por la tarde, y consigue mantenerse sobrio
durante la jornada laboral. No consigue olvidar el papel que jugó en el caso de
Australia, en la primera entrega, ni olvida a Birgitta, la joven que allí le
fascinó y acabó asesinada. ¿Por qué enviar a Hole, quien al fin y al cabo no
está en su mejor momento? Buena pregunta.
Una vez en Bangkok, Harry comienza con sus pesquisas de la mano de
una inspectora de policía de origen americano y de la segunda de a bordo en la
embajada noruega. Va comprendiendo poco a poco al difunto embajador, su entorno
familiar, sus gustos sexuales y su desgraciada existencia, en conjunto. Y va
comprendiendo también o que ocurre con su esposa, el amante de ésta, su hija y
sus vicios.
Como suele ocurrir, Harry Hole se verá en una situación límite de
la que esperamos, saldrá airoso. Sobre todo porque no es la última novela que
protagoniza…
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