Poco más de veinticuatro horas he tardado en
devorar esta primera novela de Susana Rodríguez Lezaun, que transcurre entre
Roncesvalles y Pamplona. No sé si la razón ha sido lo familiar que me ha
resultado el entorno, pues este verano he realizado cinco etapas del Camino de
Santiago, precisamente en las que transcurre la historia.
Hay dos tramas muy definidas: por un lado,
Irene mata a su marido, que la maltrataba, y sale indemne del asunto. La
historia de Irene y su relación con David Vázquez, policía de Pamplona
encargado de la investigación del fallecimiento de su marido, es el hilo
conductor de la historia.
Por otra parte, en Roncesvalles hay un
asesino. En primer lugar, un caminante polaco muere en los servicios del
albergue de peregrinos una mañana, asesinado a golpes. Pocos días después, un joven
inglés muere de manera muy parecida en el propio camino. Y por último, un
sacerdote también es asesinado a sangre fría.
David Vázquez y su equipo son encargados de
la investigación de los crímenes, que se va complicando pues hay una palpable
ausencia de pruebas… las presiones por parte de las altas esferas son continuas.
Excelente novela, trepidante y que no deja
indiferente.
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