Al final de la segunda entrega de esta
trilogía, Irene Ochoa huyó. Desapareció de la vida del inspector David Vázquez,
de Pamplona y de la sociedad. Tras haber sido descubierta por otro de los
inspectores de la comisaría de Pamplona, quien siempre sospechó que había algo
extraño en el segundo asesinato que cometió.
Esta tercera entrega comienza con David
Vázquez destrozado por haber sido engañado por una asesina, incorporándose de
nuevo al trabajo para intentar resolver la desaparición de la familia de Blanca
Gimeno: madre, esposo y dos hijos. Parecen haberse evaporado, tras desaparecer durante
un corto viaje del pueblo a Pamplona. No hay pistas, salvo una furgoneta que
merodeaba por allí, pero todo es muy extraño.
A la vez, seguimos la vida de Irene Ochoa en
Madrid, escondida y tratando de encontrar la manera de huir. Cuando el inspector
Vázquez es secuestrado por el mismo responsable del delito que está
investigando, Irene entra en pánico y comienza a cometer errores…
Espero que no termine la saga, pues estoy totalmente
enganchada.
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