Manuel Vilas quedó finalista en el Premio
Planeta de este año con una novela de línea autobiográfica. Narra su último año
viajando, como autor de éxito tras la publicación de su novela Ordesa, que no he leído, por cierto.
Mezcla recuerdos de su vida, de su niñez, con reflexiones personales. Y
simplemente, no cuenta nada en más de trescientas páginas. Debí dejarlo en los
dos primeros días, pero no, perseveré y así he tardado once días en acabar con
un libro que para mí ha sido un suplicio más que otra cosa.
No dudo que esté bien escrito. No dudo de
ello. Pero se escribe una novela para narrar algo, no para no narrar nada.
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