De joven, casi de adolescente, leí mucho a
José Luis Martín Vigil, escritor del tardofranquismo con unas cuantas novelas
muy interesantes. Cayó en mis manos estos días esta novela, indicios del
feminismo español, con un claro mensaje: la vida de las mujeres en este país,
sobre todo en los años que se retratan (nada que ver, por supuesto, con la
actualidad) era muy difícil.
Desde el punto de vista de una abogada que no
lo ha tenido fácil, pero que al fin y al cabo es una mujer procedente de una
buena familia y, aunque madre soltera, respetada, se nos narra la historia de
una joven de pueblo. Desde muy joven puesta “a servir” como interna, siendo
seducida y engañada por el señorito de la casa, se traslada a Madrid en busca de
una nueva oportunidad. Queriendo llevar siempre una vida honesta, y siendo
enormemente guapa, nunca quiso más que ganarse la vida, casarse, tener su
propia casa y criar a sus hijos. Pero la vida le llevó a otro hogar donde se
volvió a encaprichar de ella el hijo, y tras una violación por parte de él,
comenzaron las auténticas desgracias. Que desembocaron en un crimen en el que efectivamente,
el mayor delito es ser mujer.
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