Miguel es un jubilado de la banca cuya vida
es rutinaria y desde que murió su mujer, solitaria. Pero satisfactoria. Ve
regularmente a su hija Natalia y todo parece ir bien hasta que le diagnostican
un principio de Alzeihmer. En ese momento su mundo empieza a hundirse, y los problemas
con su hija y con su yerno acabarán con Miguel en una residencia de ancianos en
Tarifa.
Allí se encuentra con Helena, una mujer cuya
vida no ha sido plena, aunque ella aparente que sí. Tras una infancia feliz que
se rompió a los once años, su trayectoria no le ha hecho encontrar la
estabilidad, y ahora no deja de ser una anciana sola.
Miguel y Helena se harán amigos, y el suicidio
de un compañero de la residencia les hará comprender que su vida se está acabando,
y les animará a emprender un viaje con destino primero a Sevilla (donde vive la
hija de Miguel), después a Madrid, Barcelona, y llegando hasta Suecia.
Allí, en Suecia, la historia se mezcla con la
de Yasmina, una joven musulmana cuya vida ha sido entregada a un traficante que
la ha convertido en prostituta. El abuelo de Yasmina es quien relaciona su
historia con la de Helena, un anciano malvado y cobarde que solo ha creado
desgracia a su alrededor.
Una excelente historia, con unos personajes
entrañables que no olvidaré en mucho tiempo.
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