Stephen King en estado puro. Un policía que
tuvo un problema y ha acabado, despojado de su placa, trabajando como sereno en
una pequeña población. Intuimos que tendrá un gran papel, pues claramente está
infrautilizado.
Un niño listo, muy listo, que está a punto de
entrar en dos universidades diferentes con apenas doce años, tiene también una
pequeña habilidad que pasa casi desapercibida ante sus logras académicos: es capaz
de mover levemente las cosas. Una telequinesia a un grado ínfimo. Pero esta
telequinesia será la que marque su futuro.
Una noche, es secuestrado de su cama y
aparece en El Instituto. Sus padres han muerto, aunque él no lo sabe (pero lo
averiguará, es muy listo). En El Instituto hay varios niños y niñas, todos con
TP (telepatía) o TQ (telequinesia) en diversos grados. Pronto comprenderá que
son sujetos de experimentos y que su vida no volverá a ser la misma.
Allí consigue hacer amigos, y también
entablará relación con una de las limpiadoras, quien le ayudará en su tarea:
escapar y contar al mundo lo que está ocurriendo. Por supuesto, también contará
con la ayuda de nuestro policía-sereno.
King siempre cumple con mis expectativas.