La anterior novela de este bilogía, Dos copas y una noche, terminaba con el final feliz que esperé durante toda la lectura.
Pero aún nos quedaba por emparejar a la gemela peligrosa de las dos, Mónica,
después de que Lorena formara una familia con su enamorado Cristian.
Esperábamos desde hace tiempo que el hermano bombero
guapísimo de Cristian, César, quien tuvo un papel secundario anteriormente, obtuviera
un mayor protagonismo. Y efectivamente, aquí logra romper la coraza de Mónica.
Primero llevándola a correr aventuras, luego metiéndose en su cama y por fin
enamorándola.
Pero Mónica es celosa, terca y está
convencida de que ella no quiere lo que su hermana tiene: una bonita casa, un
apasionado marido y dos niñas revoltosas. Y tendrá miedo, y alejará a César de
su lado. Tendrá que ocurrir casi una desgracia en forma de accidente para que recapacite
y se dé cuenta de que contra el amor es imposible luchar…
Una segunda novela con final feliz, y como ya
dije con la primera, estupenda lectura de playa.
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