miércoles, 16 de junio de 2021

El asesinato de los marqueses de Urbina

 



Recuerdo este crimen y el interés que en su día tuve por él, incluso siendo una niña. Ahora que he leído acerca de él, he recordado más.

El 1 de agosto de 1980, los marqueses de Urquijo fueron asesinados mientras dormían. Unos meses después, fue detenido su yerno, Rafi Escobedo, quien fue condenado y se suicidó en la cárcel unos años después. Pero siempre quedaron las dudas, y de hecho Escobedo nunca reconoció ser el autor de los hechos, aunque todo el mundo sospechaba que algún grado de implicación existía.

En la novela se cuenta el contrato de un asesino profesional por parte de un pariente de los marqueses. Al parecer y según esta versión, el marqués tenía una visión del negocio del banco Urquijo que no casaba con los intereses de muchas personas, y era necesario apartarlo. ¿Qué mejor manera que quitándolo de en medio definitivamente?

El asesino en cuestión, Fierro, se introduce en el círculo de las amistades de Escobedo a lo largo de la primavera de 1980. Si debemos fiarnos de la versión del autor, inicia una extraña relación con él y con un amigo suyo, basada en la juerga, el consumo de drogas y alcohol y el sexo en grupo. Pero va a la vez sembrando para que Escobedo decida asesinar a su suegro, inducido y manipulado. Finalmente se consuma el asesinato, y Fierro, que allí estaba la noche en cuestión, intuye que también van a por él por ser el único cabo suelto que aún queda.

Según la versión del autor, los verdaderos instigadores del asunto siguen sueltos, y Escobedo y su amigo son unos simples cabezas de turco que han cargado con el peso de un asunto que les venía grande.


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