Cuando era niño, Rob entró
con un amigo y una amiga en el bosque cercano a su casa para jugar. Horas después,
no aparecían y tras una intensa búsqueda, Rob apareció en estado catatónico y
sin recordar absolutamente nada de lo que había ocurrido. Sus amigos no
aparecieron jamás.
Veinte años después, Rob
es agente de homicidios en Dublín. Su compañera, Cassie, es una gran amiga, y
forman un equipo de gran categoría. Cuando el cadáver de una niña aparece en la
misma zona, ellos se encargarán de la investigación. Rob no quiere salir del
caso, pero algunos recuerdos van aflorando, y no está claro si guarda o no relación
el crimen actual con el antiguo. La niña asesinada, la familia, los alrededores…
Todo puede tener importancia.
Magnífico thriller de cuya
autora no había leído nada. Pero seguiré leyendo.
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